En revista Doctri-na Laboral, Errepar, Buenos Aires, junio de 2001, año XVI, n° 190, tomo XV, pág. 569.
JUAN BIALET MASSÉ, PRIMER DOCTRINARIO DEL DERECHO SOCIAL EN AMÉRICA.
Por Ricardo J. Cornaglia.
Sumario:
1.- El exilio.
2.- La docencia.
3.- El jurista.
4.- La cárcel.
5.- El publicista.
6.- El pensamiento social y económico.
1.- EL EXILIO.-
Juan Bialet Massé, era catalán y republicano, esta última con-dición lo llevó al exilio y también a conocer y querer, como pocos lo hicieron, a nuestra geografía y pueblo.
Había nacido en Mataró, en la Costa Brava del Levante de Cataluña, el 19 de diciembre de 1846.
Se recibió de médico en la Facultad de Medicina de la Uni-versidad de Madrid y siendo muy joven ejerció como cirujano en los ejér-citos republicanos.
Partidario de Castelar en su intento de constituir la Primera República Española, a la caída de Amadeo de Saboya, conocería la per-secución política y procuraría refugio en nuestro país, que para enton-ces invitaba a todos los “hombres del mundo”, a vivir al amparo de las libertades y derechos que la Constitución de 1853 había consagrado. Las mismas libertades y derechos por las que él venía luchando.
2.- LA DOCENCIA.-
Arriba a la patria de adopción, en 1873, y en ella, para ga-narse la vida, ejerció la docencia en los Colegios Nacional de Mendoza, de La Rioja y de San Juan, como profesor de anatomía. Llegó a ser vice rector del primero y rector de los otros dos.
En San Juan se casa el 9 de julio de 1974, con Zulema La-prida, nieta del presidente del Congreso de Tucumán, don Francisco Narciso de Laprida. Repartió la docencia con el ejercicio de la medicina y en 1875 publicó su primer obra: “Lecciones de anatomía”, también cono-cidas como el “Compendio de Anatomía, Fisiología e Higiene Humana”. La misma serviría de texto para la enseñanza secundaria y se editó en la Imprenta del Mercurio, en la ciudad de Buenos Aires. Fue considerado el primer manual completo de la materia, que se publicó en nuestro pa-ís.
Para fines de la década del 70, Bialet Massé se radicó en Córdoba, donde el rector de la Universidad, doctor Manuel Lucero, (fun-dador de la Facultad de Medicina), lo apoyó para su designación y des-empeño de profesor titular de la cátedra de Medicina Legal. No acepta el compromiso inicialmente por considerar insuficiente su formación jurídi-ca, pero siente un acicate que lo compromete con el estudio del derecho y cursa esta nueva carrera, en solo veinte meses, en la misma Universi-dad de Trejo. Se gradúa de abogado en 1879 .
Recién entonces pasa a constituirse en el fundador y orienta-dor de la cátedra de Medicina Legal. Ejerciendo esa cátedra, en 1885 publica un tomo de las lecciones que impartía. Se titula “Lecciones de medicina aplicada a la legislación de la República Argentina”, otorgándo-sele por esta obra el primer premio de la Academia Nacional de Medici-na. Nominado por la Facultad de Medicina, ese año se le otorga el Gra-do Máximo Dr. Honoris Causa de la Universidad Nacional de Córdoba.
Como docente universitario, en 1882, representa a la Univer-sidad Nacional de Córdoba, en el Congreso Pedagógico de 1882, que prepara y anticipa la sanción de la Ley 1420 de enseñanza laica, común obligatoria y gratuita.
3.- EL JURISTA.-
Paralelamente comienza a destacarse en el derecho. En 1880, impresa en la Imprenta del Interior, aparece fruto de sus esfuer-zos, una recopilación de fallos del Superior Tribunal de Justicia de Cór-doba, que es considerada una obra precursora en el ordenamiento de nuestra jurisprudencia. Se hace abogado de sindicatos.
En 1906, fue designado profesor de la cátedra de Legislación Industrial y Agrícola, en la Facultad de Derecho de la Provincia de Cór-doba. Esa materia pasó con el tiempo a ser Legislación Industrial y Obrera y luego Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, lo que hace que se lo reconozca como el primer profesor de esta materia en América Latina.
El 21 de enero de 1904, Joaquín V. Gonzalez, como Ministro del Interior de Julio Argentino Roca, en su segunda presidencia, pro-mueve la designación oficial y por decreto, de Bialet Massé, para que confeccione un informe “sobre las condiciones de trabajo y de la pobla-ción obrera en general, y en particular de la Argentina”.
Su estudio fue fundamental para el proyecto de Gonzalez, conservador lúcido y progresista (rara “avis”), que culminó con la iniciati-va de sancionar la Ley Nacional del Trabajo, un cuerpo normativo, con estructura de Código, que intentó regular la relación de trabajo, cuando todavía en el mundo la legislación social estaba en pañales.
Gonzalez, se apoyó en el informe que a Bialet le encomenda-ra y éste lo redactó acompañando proyectos de los artículos en muchas de las instituciones abordadas. Integraron esa Comisión: Bialet Massé, Manuel Ugarte, Enrique del Valle Iberlucea, Augusto Bunge, José Inge-nieros, Leopoldo Lugones , Armando Claros y Pablo Storni. También se recuerda la colaboración especial del doctor Carlos Malbrán, y es indu-dable que Joaquín V. Gonzalez, gran constitucionalista, revisó y contri-buyó personalmente en la redacción.
El proyecto, desde el inicio, contó con el apoyo de Roca, que consiguió la sanción de la Ley 4409, por la que el Poder Ejecutivo se encontró autorizado para invertir la suma de veinticinco mil pesos de la época, en financiarlo.
El cometido de Bialet Massé, quedaría cumplido con tres to-mos de cuatrocientas páginas cada uno, con estudios de clima, suelo, poblaciones, organización del trabajo y de la empresa, estadísticas y exámenes médicos, con lo que se plasmaría el “Informe sobre el estado de las clases obreras a principio de siglo”. Una obra clave de la sociolog-ía del trabajo, agotada en nuestro país, a la que sólo se accede en la actualidad por vía de una edición española.
Recordaría Luis A . Despontín, que para confeccionar su in-forme “Bialet recorre la campaña argentina, en todas sus direcciones, en trenes de carga, en sulky, a pie, a caballo, en barco; visita talleres, recorre estancias y establecimientos agrícolas ganaderos, penetra en tolderías indias, inspecciona obrajes, baja a galerías y socavones mine-ros, tala bosques, entra en sus picadas, conoce yerbatales, maneja la pala, se desempeña en las estibas, trabaja en trilladoras, corta alfalfa, es peón albañil, ayuda a picapedreros, es testigo de abusos en proveedur-ías. En largo y penoso peregrinar por mundos apartados, Bialet completa su recorrido sin tregua, con observaciones acumuladas en más de veinte años de su vida y, como cirujano en la búsqueda de una solución, pre-senta las llagas del problema en toda su desnudez”.
Al presentar el Informe al Ministro, en una prosa comprometi-da y apasionada, Bialet Massé sostenía: “Bien quisiera tener el talento descriptivo de un Zola, para presentar, palpitantes y vivos, los sufrimien-tos y las necesidades de este pueblo, tan abnegado, que son grandes y muchos; así como los de esas pobres tribus indias, que en poco tiempo pueden ser traídas a la vida civilizada, contribuyendo con sus cien mil brazos, irreemplazables, á los menos durante este siglo, para el desarro-llo y la grandeza de la República, y hoy víctimas del salvajismo, de que no se les puede hacer responsables, del abandono de su cultura, del desamparo de sus derechos y de la explotación inhumana de que son objeto; por que creo que ello bastaría para que el alto criterio de V.E. y de su rectitud surgiera el remedio y las soluciones que la Constitución ordena y la humanidad impone”.
“No se curan las llagas ocultándolas ó velándolas á la vista del cirujano, por un pudor mal entendido; es preciso, por el contrario, presentarlas en toda su desnudez, en su verdad, manifestando sus an-tecedentes con toda sinceridad, para aplicarles el remedio convenien-te”.
El Proyecto de Ley Nacional del Trabajo, fue un paso impor-tante en la formulación y sistematización de la normativa laboral. Es considerado antecedente de singular influencia posterior. Con 14 Títu-los y 446 artículos, fue presentado al Congreso de la Nación, el 6 de mayo de 1904.
Este proyecto de ley se adelantó a su tiempo. Aunque un Congreso signado por el fraude conservador, nunca demostró voluntad política para sancionarlo.
Tampoco la iniciativa logró el apoyo decidido del movimiento obrero, que resistió y combatió en especial el Título XII (arts. 383 a 414), que regulaba los contractos colectivos de trabajo, el orden público laboral y la penalidad. Esa normativa terminaba guardando relación con la Ley 4144, (vigente desde 1902), un instrumento de represión contra los sindicatos, que en manos del poder político de la época, habría facili-tado el resquebrajamiento y la persecución de esas organizaciones. El Proyecto de Ley Nacional del Trabajo, fue reiterado en 1906, por la Unión Industrial Argentina y en 1907, por Alfredo L. Palacios.
Si con su informe, este precursor que fue Bialet, construyó científicamente las bases de la sociología del trabajo, lo cierto es que con su “Tratado de responsabilidad civil bajo el punto de vista de los accidentes de trabajo”, dio nacimiento al moderno derecho de daños.
Esta obra liminar, batalla contra el falso principio de que no existe responsabilidad sin culpa y lo hace colocando en el centro de la teoría general a la víctima. Y entre las víctimas, procura defender a una de las más débiles: el trabajador. Sujeto de una relación de dominación, en la supuesta enajenación libre de su trabajo.
Si bien Bialet introduce en el país lo mejor del contractualismo europeo , su batalla la lleva a cabo desde el Código de Velez Sarsfield, como instrumento operativo del art. 19 de la Constitución Nacional. Nor-ma esta última a partir de la cual teoriza sobre la garantía y el deber seguridad en el contrato de trabajo, al que visualiza antes que nadie, perfilando el principio de indemnidad del trabajador, e invocando el “nemine oficium suum debet esse damnosum”, (a nadie debe perjudicar su oficio o su trabajo), que reconocía el Digesto. Principio que destaca se ve operativizado por los artículos del Código Civil que hacen res-ponsable al mandante de los daños sufridos por el mandatario, en oca-sión o con motivo de su quehacer y aquellos otros que determinan que la locación de servicios, se vea regulada por esas disposiciones, (arts. 1953 y 1954).
Influida por el pensamiento de Bialet Massé, en materia de in-fortunios de trabajo, la C.S.J.N., fue elaborando una firme doctrina que vinculó el derecho a la reparación de éstos, a partir de la normativa re-ceptada por Dalmacio Velez Sarsfield, en el Código Civil.
Pero en forma explícita, tardó casi un siglo nuestra Corte Su-prema de Justicia de la Nación, en reconocer en forma plena, que el principio “alterum non laedere”, es de raigambre constitucional a mérito del art. 19, como enseñaba Bialet y que tiene plena vigencia en cual-quier rama del derecho.
Por contrapartida, ignorando, contradiciendo y desafiando la doctrina del más Alto Tribunal nacional, el legislador de 1995, con la Ley Sobre Riesgos del Trabajo 24.557, construyó un artificioso mecanismo inconstitucional. Por el mismo se declaró al empleador dañante, libre de toda responsabilidad, incluso la que proviene por obrar culposo, a mérito de un seguro, de reparación mezquina. Demostró ese legislador no estar todavía en condiciones, de haber comprendido a ese precursor que fué Bialet y con ello incurrió en el pecado de ignorar nuestra historia social.
4.- LA CÁRCEL.
En la “Gran Enciclopedia Argentina”, Diego Abad de San-tillán, recuerda que Bialet Massé, ejerció la profesión de agrimensor. En el “Nuevo Diccionario Biográfico Argentino”, de Vicente Osvaldo Cutolo, se señala que para optar al cargo de profesor en la Escuela Práctica de Agricultura de Córdoba, previamente se inscribió como alumno y luego de dar los exámenes requeridos de todas las asignaturas, con brillantes notas, se graduó de perito agrónomo. Despontín por su parte le recono-ce el título de ingeniero agrónomo, obtenido en la Escuela Nacional de Agronomía y Veterinaria de Córdoba.
Estos otros aspectos de su polifacética personalidad, lo fueron llevando a Bialet Massé, a constituirse en empresario. Funda y crea en 1884, la Fábrica de Cales y Cementos “La Primera Argentina”. Sus pro-ductos son usados en la costrucción de “La Toma” de Córdoba.
Asociado a Felix Funes, en 1886 contrata la construcción del Dique San Roque y el Riego de los Altos de Córdoba, obra que se finali-za en 1889.
Llegó a tener a su cargo en esta empresa a siete mil trabaja-dores.
La obra había sido proyectada por el ingeniero Esteban Du-mesnil, condiscípulo de Eifel, en la Escuela Politécnica de París. Como director de obra la culminó el ingeniero Carlos Cassaffousth.
Una feroz campaña de denuncia se llevó a cabo en la Provin-cia de Córdoba, por supuestos negociados y críticas al proyecto y la eje-cución del mismo. La investigación que ordena el Gobernador Manuel D. Pizarro, en 1892, culmina sin que se pudiera demostrar peculado alguno o incompetencia de los constructores.
Durante ese asonado proceso, conoce la cárcel Bialet Mas-sé, compartiendo la suerte del Ingeniero Cassaffousth.
Diría en torno a esta desgraciada experiencia: “Luego la pri-sión y el proceso inicuo. Cuánta enseñanza en aquella cárcel; el contac-to de la brutalidad y el crimen, del abuso y la inocencia perseguida, el aprendizaje práctico, clínico del delito y del derecho penal”.
El juez Antenor De la Vega, tras trece meses de prisión, ter-mina por declarar inocentes a Bialet y Cassaffousth, decreta su libertad y ello determina la renuncia del Gobernador Pizarro.
5.- EL PUBLICISTA.
La labor de Bialet Massé como publicista, fue apuntalando su accionar en los campos de la medicina, el derecho, la política, la socio-logía, la agronomía y la ingeniería.
Son obras de su pluma:
“Compendio de Anatomía, Fisiología e Higiene Humana”.
“Administración de irrigación y comentario a las leyes de agua”.
“Las colonias en el interior”.
“La plantación de agodón”.
“Cuatro verdades sobre enseñanza secundaria”. (1900).
“Recopilación de fallos del Superior Tribunal de Justicia de Córdoba,”
“Ordenanza reglamentaria del servicio obrero y doméstico”. (1903).
“Deberes y derechos de los trabajadores”. (1903).
“Tratado de responsabilidad civil en el Derecho Civil Argenti-no bajo el punto de vista de los accidentes de trabajo”. (Editado por el autor, en Rosario de Santa Fé, año 1904, en Establecimiento “La Argen-tina” de Arturo Suarez Pinto, dedicada “A los miembros de la Comisión Directiva de la Sociedad de Obreros Estibadores y de Ribera del Puerto del Rosario”.
Dejó inédito un tratado de “Ingeniería legal”, del cual se publi-caron varios capítulos en la Revista Técnica de Charnoudie.
Su Informe, también conocido como “El estado de las clases obreras argentinas a comienzos de siglo”. (1904).
“Descanso semanal”. (1904).
“El socialismo argentino. El espíritu de la Ley Nacional del Trabajo”. (1904).
“Primer censo general de población, edificación y recursos de la Ciudad de Córdoba”. (1906).
6.- EL PENSAMIENTO SOCIAL Y ECONÓMICO.
En esta hora tan especial de la globalización, el pensamiento de Bialet Massé, en lo económico y social, retorna cargado de adver-tencias y admoniciones. Realza lo nacional para hacerle justicia y defen-derlo. Y lo hace desde el amor al obrero criollo, por un lado y por el otro, la desconfianza y la condena al capital extranjero, denunciando su rol especulativo y expoliador.
“Uno de los errores más trascendentes en que han incurrido los hombres de gobierno de la República Argentina, ha sido ocuparse exclusivamente de atraer el capital extranjero, rodearlo de todo tipo de franquicias, privilegios y garantías...”
Su denuncia alcanzaba a los gestores locales de su radica-ción, una clase mandataria, que conformó una burguesía interesada y corrupta, que hizo y sigue haciendo de la dependencia, su fuente de ri-queza y poder.
“El capital extranjero no ha mirado al país sino como un cam-po de explotación pasajera y usuraria; ha entregado las gestiones á per-sonas que no miran sino el alto dividendo, como medios de asegurar sus puestos, sin reparar en los procedimientos, cayendo no pocas veces en hacerlo redundar en provecho propio; que al fin y al cabo el que extrema para otros, cae en la cuenta de que algo debe quedar para él, y obtiene así dividendos que pudiera duplicarse con administraciones más racionales. Nada han hecho para mejorar el país, ni siquiera sus propias industrias; todos ven que el país progresa, pero á pocos les ocurre preguntar: qué es lo que debiera haber progresado, si esas administraciones no hubieran estrujado á sus propios obreros, no hubieran estrujado á la producción, á la que hacen cuanto pueden para no dejarle sino lo indispensable para que no muera? …
Tampoco deja Bialet Massé de señalar el rol de la oligarquía ganadera, que se refugió en el latifundio, como último recurso, de conso-lidación de sus privilegios. “El resultado de este error, es, por un lado, que el capital del país, supeditado por el extranjero, se ha retraído de las empresas industriales, escarmentado cuando se ha metido en ellas; que se ve acusado de falta de patriotismo y de usurero, sin mirar que una usura mucho mayor impone el de afuera; y el de adentro se invierte en terrenos, acumulando inmensas zonas, ó mestizando por millones de cabezas de ganados, porque en esto encuentra seguridad y recompen-sa”.
Por contrapartida, colocó al trabajador argentino, al que estu-dió como nadie, en este plano de consideración:
“Del otro lado, el obrero criollo, menospreciado, tildado de in-capaz, se ve como un paria en su tierra, trabajando más, haciendo traba-jos en los que es irremplazable, y percibiendo un salario como para no morirse, y sufre que en un mismo trabajo, se le dé un jornal inferior, por-que es criollo, á pesar de su superior inteligencia, de su sobriedad y su adaptación al medio, que le permite desarrollar energías extraordinarias y demostrar resistencias increíbles”.
Bialet Massé, falleció el 22 de abril de 1907. Su pensamiento, se adelantó en mucho a la época en que vivió. Mantenemos con él, una deuda de reconocimiento. Entre sus méritos se destaca el de haber sido el primer doctrinario del derecho social americano.
En una hora signada por la falta de memoria social e insensi-bilidad por la suerte de los trabajadores, nos resulta importante y signi-ficativo recordarlo.