Editorial
La proletarización de las llamadas profesiones liberales
El uso abusivo del contrato de servicios en relación al fraude del contrato de trabajo
Por Ricardo J. Cornaglia.
Los contratos de obra, de servicios, o de trabajo, son instrumentos jurídicos destinados a regular la legitimación de la apropiación del trabajo ajeno.
Desde el advenimiento de los derechos sociales, el contrato de trabajo cuenta con el blindaje protectorio el orden público. Ampara ante los abusos de la libre contratación y enfrentan a las libertades de comercio e industria, cuando en el tráfico apropiativo se dejan de respetar derechos alimentarios e inherentes a la dignidad humana de los dadores del trabajo.
La apropiación del trabajo ajeno libre fue la base sustentadora de la economía moderna. Su desarrollo impulsó al capitalismo en sus distintos grados, alcanzando progresión internacional. En su fase actual, alcanzó el imperialismo financiero, que opera por sobre las economías nacionales y actúa sin garantizar el pleno empleo. Tornándose el trabajo alcanzable escaso, su contratación resulta un terreno fértil para evadir la carga alimentaria y la garantía de dignidad.
Esa zona de tensión es el campo de batalla donde se enfrentan el contrato de servicios y el de trabajo.
El primero de esos institutos, es preferido por quienes en la apropiación lucran más cuando consiguen liberarse de las obligaciones alimentarias como irrenunciables formas de contratación impuesta por las leyes o los convenios colectivos o por quienes encuentran en sus espacios de libertad existencial, la posibilidad de supervivir con holgura y comodidad a partir de las leyes que regulan la oferta y la demanda de trabajo puntual.
El contrato de trabajo por oposición es preferido por los que enajenan su trabajo en estado de necesidad. Las notas de la dependencia se miden con el metro del hambre del dador de su trabajo y su prole.
Los abogados, formamos parte de las llamadas profesiones liberales y no hemos educado a partir del paradigma de la contratación libre, a la que la realidad jaqueaba en un proceso de proletarización, al que las leyes de aranceles solo sirvieron y sirven de remedio insuficiente.
Como otros profesionales, estamos dependiendo de los resultados de la batalla de la contratación de servicios versus el contrato de trabajo. Porque cada vez son más los atados el jornal que a libertad del obrar. Porque cada vez, son más los que dependen del sueldo, con todo lo que a ello arrastra a partir de las necesidades apremiantes.
El espaldarazo dado a los apropiadores del trabajo de los médicos en los casos “Cairone” y “Rica”, que la Corte llevó a cabo, también influye en nuestra suerte. Bien merecen un foro de debate.