Revista La Defensa del IDEL-FACA. Diciembre 2020. L
Editorial
La era que termina y la que comienza.
Por Ricardo J. Cornaglia.
Va llegando el fin del año 2020. El año próximo, la Federación Argentina de Colegios de Abogados (F.A.C.A.) cumplirá un siglo de existencia.
Será un siglo de bregar mediante una entidad gremial representativa de los abogados, organizada en forma autónoma a los poderes estatales, con respeto a ultranza del federalismo, por la República y el Estado Social de Derecho.
Será un siglo de respetar las instituciones del país y poner a la abogacía al servicio de ellas, con el afán de legitimar el arte de la defensa, preservando la dignidad de su ejercicio.
Puede que el centenario nos permita vivir la terminación de una era y el comienzo de otra muy distinta.
La circunstancia nos encuentra a los argentinos y entre ellos a los abogados, mal parados.
No sólo por la pandemia del COVID 19, sino también por nuestros propios errores. Por la deuda interna que mantenemos con los más necesitados, en una sociedad empobrecida hasta los límites de la miseria. Inicuamente desigual. Por una deuda externa que debemos honrar para no perder la vergüenza, que le pone maneas a poder transitar el camino de un desarrollo posible. Porque todavía no hemos terminado de sufrir las secuelas de una guerra interna y otra internacional, de las pasamos con oprobio. Todo con mala memoria y peor olvido.
También por no haber consolidado en democracia, partidos políticos vigorosos, incorruptos, con capacidad de autocrítica, ajenos a aventuras electorales, abiertos a la ciudadanía y combatientes comprometidos con los mandatos de programas reales, hechos de cara a la ciudadanía, sin ejercer la hipocresía de los fariseos.
También por la humildad que nos ha faltado y no ha impedido la construcción en común, en las instituciones que no respetamos. La vanidad nos hace vernos ciclotímicamente como los mejores y los peores del mundo. Al punto de sernos cada vez más difícil poder integrarnos al orbe, para ayudar a hacerlo mejor y no como si pudiéramos sentar cátedra sobre cualquier tema, haciendo el ridículo.
Es hora de aprender y para eso es necesario la autocrítica, el estudio y la investigación. Comenzando por conocernos, para conocer cómo superar nuestras falencias.
En lo que nos toca, si los abogados nos conociéramos como corresponde, el servicio de justicia que sufre la población, dejaría de ser una sumatoria de escándalos. Podríamos dejar de lado lo tristes casos de complicidad con la burocracia, la corrupción y por el provecho propio, la indiferencia por la suerte de nuestros defendidos. Recuperar el respeto de los que nos necesitan.
En esta revista se puede acceder a las posiciones adoptadas por el Instituto de Estudios Legislativos (IDEL-FACA), en el tema de la República y el atropello de la división de los poderes.
En los números anteriores (a los que se puede acceder por el ícono de la portada), abordamos temas como el parlamentarismo ausente, la gestión abandonada, la política sanitaria, el desempleo. En definitiva, el triste papel del gobierno y la oposición.
Como los abogados, cuando abandonamos el duro rol de defender a la ciudadanía y pasamos a ejercer cargos públicos, solemos ser reconocidos con dignidades de todo tipo y muchas veces más allá de nuestros merecimientos, por ser expertos en la gestión de los intereses de los poderosos, tenemos buena parte de responsabilidad en todo ello.
Algunos advertirán es este editorial, una moralina insoportable. Otros, se sabrán interpelados por el IDEL, para que sumándose a su voluntariado, encuentren un cauce, para construir desde el saber jurídico, la era que se viene, como un tiempo de libertad creativa. Adopte el lector el criterio que su recta conciencia le indique. Desde la crítica, sirva para algo y luego de criticarnos, no nos ignore, úsenos para crear. Porque va siendo hora de que seamos más útiles. Esto tiene por especial destinatario, los colegios de ley y asociaciones y a sus institutos de estudio.