Revista La Defensa, del IDEL. FACA, octubre
del 2023.
Editorial
Desafiando la vergüenza
Por Ricardo J. Cornaglia.
La Repùblica Argentina, vive este año 2023,
una experiencia democràtica intensa, que pone en juego su futuro como sociedad
y naciòn cuando una crisis económica azota a la clase más humilde..
En circunstancias como éstas se aprecia la
importancia de los Estados Sociales Constitucionales de Derecho. Otras naciones
adoptan otros compromisos, pero ése es el nuestro. Y bien vale quebrar una
lanza en su defensa.
El pacto básico de nuestra sociedad, es la
base vincular de la misma.Y, está puesto a prueba en las elecciones, con su
cuota de esperanzas necesarias, ante la frustración crìtica objetivamente
comprobable en el ánimo generalizado de la población.
Es lógico que el pacto vincular se ponga en
duda cuando la realidad nos confronta con la dignidad ultrajada. Pero no
es a tontas y a locas que se pueda descartar el mismo. Aunque impulsa a ello el
hambre de unos, la ignorancia de otros, la enfermedad mal tratada, el empleo
escaso y mal remunerado, la inseguridad que cobra vidas, la inocencia de la
niñez maltratada a la que no se le proyecta futuro alguno, la emigraciòn de
los jóvenes afirmados en un epicureísmo que no está dispuesto a saldar la
deuda ética de sus ancestros inmigrantes.
Pero en los Estados Sociales Constitucionales
de Derecho esa duda solo sirve para construir cambios, cuando se ejercitan los
instrumentos que la sabiduría de las normas imponen y están vigentes.
Nuestra Constitución no es rígida, pero tampoco es un trapo de piso a tirar por
inútil o gastado. No cabe improvisar a su costa o interpretaciones
tramposas. Merece que se la trate con honradez, de buena fe, soportando las
costas para contar con los beneficios. Aplicarla. No hacer de la gestión pública
nada más que un servicio.
Si nuestra generación se ha tornado
vergonzante de la argentinidad es lamentable. Pero no es razonable, ni
admisible, que nuestra Constitución nos avergüence. Con sus más y sus
menos es de lo mejor que los argentinos hemos construido en común, por medio
del derecho, para alcanzar una sociedad justa.
Toda Constitución siempre en un vínculo
presente construido en un pasado de dolor, para dar seguridades a un
futuro mejor.
En la coyuntura de esta elección que culminará
dentro de pocos días, tres posiciones políticas viven las fuerzas que se
arrimaron al agonal final de la crisis socio económica, con un cambio que
todos prometieron.
La opciòn oficialista, numéricamente hasta
ahora ganadora en cuanto a lo que el cambio presidencial implica, propone
continuidad en la experiencia de gestión, con mejore resultados hasta ahora no
conseguidos, a partir de la consolidación de un liderazgo personal consolidado.
La opción opositora que llegó al trámite
final, se manifiesta amante de la libertad conculcada y enemiga de la
experiencia política de una corruptela, que representa un acabemos con todos
los que se beneficiaron para constituir una casta.Es la experiencia del
crecimiento acelerado de un liderazgo personal sicofante.
Paradójicamente, la suerte del que alcance el
triunfo depende de la mayoría de los que se quedaron en el camino y que
cumplan con el deber del votar-optar por el que consideren el mal menor.
Son el fiel de la balanza. Un fiel que debe inclinarse por elegir a quienes se
denunció como corruptos o a quien se sabe esgrime una ideología conservadora,
al punto de ser reaccionaria, ante el modelo vincular del Estado Social de
Derecho, sin haber propuesto hasta ahora su cambio legal.
Quienes son el fiel de la balanza deben a su
vez optar ante la alternativa n que no se comparte o participar pese a su
manifiesta disconformidad ideológica y no seguir ese consejo de un viejo
filósofo: "ante la duda abstente".